Éxodo

Éxodo
Libro primero de Moisés
Autor:
Moisés, de acuerdo con la tradición

Fecha:

Tema:
Alrededor del año 1440 antes de Cristo
Liberación

Palabras clave:
Liberar, sacrificio, señal, tabernáculo, santuario

Autor
Moisés, cuyo nombre significa “sacado de las aguas”, es la figura central de Éxodo.  Encarna al profeta hebreo que guió a los israelitas fuera de Egipto.  Tradicionalmente se le atribuye la autoría de Éxodo.  Cuatro pasajes de este libro ofrecen un fuerte apoyo a la tesis de que Moisés escribió tal vez la mayor parte del texto (17.14;24.47:34.27).  A través de varios acontecimientos y encuentros cara a cara con Dios, Moisés recibió la revelación de aquellas cosas que el Señor quería dar a conocer.  Entonces, inspirado por el Espíritu Santo, Moisés comunicó su revelación al pueblo hebreo, tanto de forma oral como escrita.
Fecha
La interpretación conservadora establece la muerte de Moisés alrededor del año 1400 antes de Cristo, de manera que el libro de Éxodo debe haber sido compilado durante los cuarenta años anteriores, mientras se hallaba aún en el desierto.
Trasfondo
El libro de Éxodo constituye la continuación del relato de Génesis, y trata del desarrollo de un pequeño grupo de setenta personas dentro de una nación de varios millones de habitantes.  Los hebreos vivieron en Egipto 430 años, la mayor parte de ellos en la servidumbre.  Éxodo recoge la historia de Moisés, la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud, el viaje desde Egipto al monte Sinaí, donde recibieron las tablas de la Ley de Dios, y sus instrucciones sobre cómo construir el tabernáculo.  Termina con la edificación del tabernáculo como morada de Dios.
Contenido
El libro de Éxodo puede ser dividido en tres secciones principales: la liberación milagrosa de Israel (1.1-13.16), la marca milagros hacia el Sinaí (13.17-18.27), y las revelaciones especiales que allí tuvieron lugar (19.1-40.38).
La primera sección (1.1-13.16) se inicia con la opresión de los hebreos en Egipto (1.10-14).  Como cualquier grupo sometido, los hebreos se quejaban de su situación.  Las quejas se dirigían no sólo a su captores, sino también a su Dios (2.23-25).  Dios escuchó sus ruegos y puso en marcha un plan para liberarlos.  Para llevarlo a cabo seleccionó a un profeta llamado Moisés (3.1-10).
La liberación no se obtuvo de forma inmediata; fue un proceso.  Se requirió mucho tiempo y el envío de diez plagas para liberar a los hebreos de las garras de Faraón.  Con las plagas se consiguieron dos cosas importantes: Primero, demostraron la superioridad del Dios hebreo sobre los dioses egipcios; y, segundo, trajeron consigo la libertad de este pueblo.
La segunda sección de Éxodo relata la marcha milagrosa al monte Sinaí (1.17-18-27) de quienes salieron de Egipto.  Cuatro grandes acontecimientos ocurren en esta sección.  Primero, los hebreos son testigos del milagroso poder de Dios, quien los libera de la persecución egipcia (13.17-15.21).  Segundo, experimentan de primera mano la disposición y capacidad de Dios para proveer a su pueblo (15.22-17.7).  Tercero, reciben protección de sus enemigos, los amalecitas (17.8-16).  Cuatro, se entrega el poder a ancianos que mantienen la paz entre la gente (18.1-27).  Estos cuatro grandes acontecimientos revelan algo importante: Dios cuida de las vidas de aquellos que forman el pueblo escogido.  Al ser testigos de su presencia y conocer la forma cómo Dios los auxiliaba, pudieron ajustar su género de vida a la voluntad divina para así continuar recibiendo sus bendiciones.
La sección final trata de las milagrosas revelaciones de Dios en el Sinaí (19.1-40.38).  La liberación del pueblo hebreo por Dios obedecía al propósito específico de convertirlo en el pueblo de pacto. Esta sección tiene tres componentes principales.  Primero, la entrega de los Diez Mandamientos, y de aquellas instrucciones que explicaban en detalle cómo estos mandamientos debían manifestarse en la vida del pueblo del pacto (19.1-23.19).  Los resultados de apartarse de las estipulaciones del pacto quedaron demostrados en el incidente del becerro de oro (32.1-35).  Segundo, las instrucciones concernientes a la construcción de un tabernáculo y su mobiliario.  Tercero, su edificación y la presencia del Dios que mora en todo aquel recinto (35.4-40.33).
Aplicación personal
El primer concepto que brilla en el libro de Éxodo es que Dios bendice a aquellos que se mantienen dentro del pacto. Él es su Dios y ellos se convierten en su pueblo santo.  Segundo, Dios explica con gran detalle lo que es aceptable para Él.  Tercero, Dios libera a los que se hallan en servidumbre.  La liberación puede que no arribe inmediatamente, pero llegará a aquellos que esperan y se preparan para cuando esto suceda.  Esta liberación se basa en la obediencia a la voluntad expresada por Dios y en echar a andar cuando Él lo ordenaba.  Los hijos de Israel tuvieron que esperar hasta la comida de la Pascua y hasta que el ángel de la muerte hubiese pasado; después de ello, Dios dio la orden de marchar.  Nosotros también debemos esperar, pero estar listos para ponernos en movimiento cuando Dios lo ordene.
Cristo revelado
Moisés es un símbolo de Cristo, porque libera de la servidumbre.  Aarón también sirve como otro símbolo de Jesús en su calidad de sumo sacerdote (28.1), al interceder ante el altar del incienso (30.1).  La Pascua indica que Jesús es el Cordero de Dos que fue sacrificado para nuestra redención (12.1-22).
Los pasajes que comienzan en el Evangelio de Juan con el “Yo soy” tienen sus antecedentes en Éxodo.  Juan afirma que Jesús es el pan de vida; Moisés habla del pan de Dios de dos maneras, como el maná (16.35) y como el pan de la proposición (25.30).  Juan nos dice que Jesús es la luz del mundo; en el tabernáculo de candelero sostiene una luz que nunca se apaga (25.31-40)
El Espíritu Santo en acción
El aceite en el libro de Éxodo representa simbólicamente al Espíritu Santo (27.20).  Por ejemplo, el aceite para ungir, como símbolo del Espíritu Santo, se usa para preparar a los que adoran y a los sacerdotes para el servicio divino (30.31).
Los frutos del Espíritu Santo se identifican en Gálatas 5.22.23.  Una lista paralela puede hallarse ne Éxodo 34.6.7, que menciona como atributos de Dios el ser misericordioso, piadoso, tardo para la ira, bondadoso, confiable y perdonador.
Las referencias más directas al Espíritu Santo pueden ser halladas en 31.3-11 y 35.30-36.1, cuando se habla de individuos que, gracias al Espíritu Santo, se convierten en grandes artesanos.  Por medio de la obra del Espíritu Santo, las capacidades naturales de estos individuos fueron incrementadas y extendidas para realizar tareas urgentes con excelencia y precisión.

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